jueves, 27 de enero de 2011

A LA MEMORIA DEL POETA RICARDO NAVIA 1926 - 2011


“El poeta trágico se entrega al dolor más profundo, que desvirtúa todas las explicaciones optimistas de la existencia. Pero este sufrimiento libera las fuerzas que no se darían de otra manera, y se establece como un valor último que por sí mismo es una respuesta. En esto consiste el secreto del arte trágico, que es la afirmación más profunda del mundo, pues aún encuentra una revelación en lo que aparentemente no tiene sentido…”
Walter Muschg

XII
Madre, acuérdate de mí. Cuando yo parta, que nadie use mis cosas; que ningún niño juegue donde yo estuve. Que no crezca yerba donde yo morí, no vaya a ser cosa que mis ojos florezcan.

Madre, regálale mis zapatos a un mendigo; mi ropa échala al río; a un moribundo dales mis poemas. Que nadie más que tú sepa cuánto odio al mundo.

No guardes nada mío; no quiero ser un recuerdo muerto dentro de los objetos de tu pertenencia, un recuerdo inmóvil que salta a tus ojos cuando te topas con ellos. De morir, quiero morir con todo lo mío.

No me pongas en la tierra, madre. No quiero que mi cuerpo se convierta en otros cuerpos pequeñitos y que mis manos se prolonguen por el suelo. No. No quiero, madre, en ninguna forma vivir de nuevo. A los amigos diles que me fui de viaje, que siempre existo, que estoy en todas partes, que vivo en todo.

Cuando muera quiero que muera el mundo, quiero que todo muera. Que nadie vaya por los caminos que fui. Que nadie toque lo que he tocado, que nadie mire lo que he mirado.

Madre, cuida de que todo muera cuando yo muera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

ricardo navia llego a mi en una vieja antologia de poetas olvidados, pero yo no olvido sus palabras cargadas de muerte...nunca lei algo asi y no olvidare jamas sus palabras